Miradas, cercana lejanía sueña la luna.
Sueño en sus espejos.
Empieza uno a ser si en ellos se contempla.
Cuando la luna deja de soñar me apago.
Sin la luna la lengua es una llama
que no tarda en caer hecha cenizas.
La noche es tan espesa que no admite hendiduras,
sólo sombras que devora la luz entre sus fauces.
FERNANDO MARTÍNEZ SÁNCHEZ
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