La humedad de la noche en la ventana
en la coqueta, el peine y el cepillo
mi pantalón que vuelca su bolsillo
colgando de la silla con desgana;
el tic tac del reloj...la sombra mana
el chirriar imperioso de algún grillo...
sobre la alfombra yace tu cintillo
y el suave camisón de fina lana.
Sábanas y frazadas por el suelo
y el tiempo que transcurre detenido
en la penumbra clara y transparente;
hay algo que palpita, como el vuelo
de un gigantesco pájaro encendido:
sólo existe tu cuerpo de repente!
LEÓN DAVID
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