Amo la dócil luz de tu mirada
porque puede salvarme del olvido
renovando los nombre de mi raza
con tu savia feraz de tallo limpio.
No con ruda pasión de boca amarga
cruce febril del vicio y del instinto
sino en lumbre cordial, equilibrada
de la total rutina del cariño.
Y pues que amo también en lejanías
la frágil condición de las miradas
que en tu cuerpo de virgen sueñan vida
Reclamo del amor nuevas palabras
que sepan expresar con alegría
la humana plenitud de mi esperanza.
SALVADOR VIZCAÍNO HERNÁNDEZ
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