Me despeina la brisa
que alegremente danza en mis cabellos
y en su retozo de traviesa niña
los ondula a su antojo.
El sol en plenitud
se regodea en mi cuerpo
y es un bello tirano posesivo
y lujurioso amante
perpetuado en su abrazo
y en su beso de fuego.
Un anchuroso mar
me da la bienvenida
y en una azul sonrisa interminable
me manda con su olas
la espuma que revienta
en minúsculas flores de albura trasnochada
y prendidas las deja en mis tobillos
con un hilo de plata.
IRMA BEATRIZ BERMEO DE ORTIZ
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