domingo, 29 de mayo de 2022

SONETO II

 


Me sumerjo en un bosque presentido,

en acuático océano sin arenas

en cárcel sin barrotes ni cadenas

en tu mano hecha cuenco como un nido.

Se adelgaza mi voz como un silbido

de pájaro habituado a cantar penas

y la sangre desboca de mis venas

como afilado canto hasta tu oído.


Acógeme con el hueco de tu abrazo,

enrédate en el aire de mis voces,

de igual pluma los 2 un solo trazo,

del color de la tinta de mi herida

y curvados destinos como hoces

para segar el trigo de la vida.


FERNANDO MARTÍNEZ SÁNCHEZ


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