El mar se mide por olas
el cielo por alas
nosotros por lágrimas.
El aire descansa en las hojas
el agua en los ojos
nosotros en nada.
Parece que sales y soles
nosotros y nada...
JAIME SABINES
El mar se mide por olas
el cielo por alas
nosotros por lágrimas.
El aire descansa en las hojas
el agua en los ojos
nosotros en nada.
Parece que sales y soles
nosotros y nada...
JAIME SABINES
Te ví en lo nocturno, caminante, papiltante, en esa calle donde me alcanzaste para llegar a la esquina, no sé si me esperabas tal vez yo te espere a ti. Te vi , te saludé, y nos miramos. En esa esquina acompañados de la noche y pensé: que bueno que te cuido. En el auto nuestra plática fluyo, reímos, y confiamos. Luego al cruzar la calle me hiciste sentir orgulloso, caminando junto a ti, bella y amable. Cenamos, charlamos, me ofreciste un cigarro con aroma de mora azul, te agradecí pero no fumo. Se nos fue el tiempo pronto. Ya hasta éramos amigos de las personas del lugar, y charlamos en la cocina. Te pedí un uber y al despedirte respiré tu perfume en tu abrazo, ese aroma es el que me gusta, el que huele a Rosas. "Gracias" me dijiste, y te fuiste. Cuando regrese a la mesa del restaurant, estaba tu cubrebocas, lo tomé y para mi sorpresa olía aún a ti. Te confieso que me gustaba su aroma, y lo guardé. Tu perfume se esfumó en 3 días, pero tu recuerdo lo tendré para siempre. Hace meses no se de ti. La próxima vez seré yo quien deje el cubrebocas en la mesa...
ALEXANDER DANIEL