no cabe vuelta de hoja.
Entonces las palabras, si desnudas
nos regodeamos en su preciosura.
Con la lengua esculpimos el sello de su estilo,
la dimensión ignota de sus límites.
Las lenguas, las palabras el lenguaje:
con ellos cohabitamos, ya desnudos
ellos desnudos, nuestro yo desnudo.
FERNANDO MARTÍNEZ SÁNCHEZ
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