El páramo sombrío se ha cubierto de luces
de su antiguo semblante, prisionero
de neblinas espesas
y fantasmas amorfos, ya no queda
una mínima nota.
En vegetal milagro ahora emergen
amarantos y espigas ondulantes
tiernamente flexibles
en abierta caricia
y en sílabas ardientes de primitiva estrofa.
Se de donde proviene
transformación y encanto,
la razón está expuesta y a la vista.
Es el amor que llega
en la espiga dorada
suave y amanecida.
Son ósculos brotando en flores de amaranto.
Eres tu mi elegido.
Ven , rodea con tus brazos,
el jardín de mi cuerpo.
Tuya es la primacía
y tuyo el privilegio.
IRMA BEATRIZ BERMEO DE ORTIZ
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