miércoles, 11 de octubre de 2017

REFLEXIONES



¡Cuántas veces llegaste hasta mi puerta!

Insensata de mí, jamás te habría

y un día creí , de pena moriría
y  fuiste tu quien me tomó en sus brazos.

!Cuántas veces a solas meditaba!


Contemplando el azul del infinito,

mientras las penas de mi alma desgarraban
apagando en mi pecho un hondo grito.

Hoy, gracias a ti  que me amas tanto,

ya las penas no duelen como entonces,
y si algún día odié, ahora comprendo
que el perdonar es uno de tus dones.

Hoy amo mas que nunca, Señor Mío

porque tu me enseñaste que en la cruz
cada gota vertida de tu sangre
era amor, esperanza y era luz

MARÍA DEL SOCORRO LEE DE RAMÍREZ

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