jueves, 29 de marzo de 2018

MI ÚNICO REY



Con fervor para ti, pulso mi lira
oh, mi dueño  y señor del universo
que tu poder hasta el mas sabio admira
y ante ti llora hasta el mas perverso.

En ti siempre se nutren fe y credo

a ti claman el rico y el mendigo
el impío te busca con denuedo
y el avaro que vive si amigos.


En la sonrisa estás del tierno niño

en la madre abnegada y amorosa
al pecador absuelves con cariño
e iluminas conciencias tenebrosas.

Que del alma señor, todo lo sabes

para ti no hay misterios ni secretos
si hasta en los dulces trinos de las aves
tremolas y en el rumor de los abetos.

Siempre te encuentro junto a mi camino

con amor has curado mis dolores
y en mi senda de triste peregrino
quitaste abrojos y sembraste flores.

Ya no lloro mi Dios, ahora te canto

eres mi único Rey, el verdadero
aquel que por nosotros sufrió tanto
¡Bendito seas señor, yo te venero!

IRMA BEATRIZ BERMEO DE ORTIZ

jueves, 15 de marzo de 2018

MI SUEÑO


Es mi sueño una estrella
deslumbrante  y fugaz
con afán la persigo aunque me esquive siempre
 y se oculte a mi vista...

Reaparece y me lanzo en su persecución
mas cuando estoy a punto de atraparla
se me va, se me escapa, se  fuga en la noche
quedándose mi anhelo sumergido en la nada...

Y así voy por la vida persiguiendo a mi sueño
sin poder alcanzarlo y aún mi empeño subsiste,
pues lo he tenido tanto tan cerca de mis manos
que me deja en regueros
partículas de luz.

IRMA BEATRIZ BERMEO DE ORTIZ

domingo, 11 de marzo de 2018

ÁLAMO BLANCO



Arriba canta el pájaro
y abajo canta el agua
( arriba  y abajo
se me abre el alma)

¡Entre dos melodías
la columna de plata!
Hoja, pájaro, estrella;
baja flor, raíz, agua.

¡Entre dos conmociones
la columna de plata!
(¡ y tu, tronco ideal
entre mi alma y mi alma!)

Mece a la estrella el trino
la onda a la flor baja.
(Abajo  y arriba 
me tiembla el alma)

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


jueves, 1 de marzo de 2018

TODAS LAS LÁGRIMAS



Cuando él murió , sentí en  lo mas profundo
del corazón la pena de su ausencia
y  en ese instante cruel  de mi existencia
lloré todas las lágrimas del mundo.

Después, cicatrizada aquella herida

pensé que quizás nunca volvería
a sufrir otra vez como aquel día
mas nuevamente se me abrió la herida.

Y hoy que sufro otra vez esta agonía

y este pesar que llevo en lo profundo
quiero el llanto que mi alma aliviaría
pero se niega el corazón rotundo:
ya no puedo llorar porque aquel día
lloré todas las lágrimas del mundo.

ROSINA GUERRERO DE DE ALVARADO